Para Miralles
y Rivero (2012), la narración y el relato tienen
una gran importancia en la Educación Infantil. No sólo por la relevancia que el
desarrollo del lenguaje tiene en esta etapa, sino porque “contar” es vivenciar,
adentrarse en lugares y tiempos pasados que harán acercarse al niño a mundos
por conocer. La imaginación, por tanto, desempeña un papel muy importante. Con
anterioridad a las reflexiones sobre estos autores, Pluckrose (1993) ya había
resaltado que en los primeros años de escolarización, el relato constituye el
mejor instrumento para ayudar a los niños a adquirir un interés por el pasado.
Además, convierte al alumno en un viajero del tiempo, que puede comentar la
Historia desde su propia posición en el tiempo y desplazarse por el relato
interpretando los acontecimientos a través de los ojos del personaje principal.
La
fantasía juega un papel fundamental. El historiador británico Unstead (1959 citado en Pluckrose 1993) nos
cuenta cómo emplear el mundo infantil de la fantasía como medio para conducir a
los niños hacia el pasado:
La falta de experiencia y de
ideas preconcebidas de un niño constituye una ventaja para que pueda penetrar
en la vida de una aldea, lacustre o de una antigua mansión con la misma
facilidad y disposición que le permite transformar una colección de latas
viejas y de tablas de en un campamento indio (p. 45).
Por
su parte, el filósofo de la educación Kieran Egan (1991) afirma que la fantasía
de los niños puede constituir una de las partes más significativas y activas de
su vida mental. El interés innato de los niños sobre las cosas y personas de su
medio (la calle, el súper…etc.) nos ofrece todas las oportunidades que podemos necesitar
para la formación de nuestros alumnos. La narración es la base para dar sentido
a las cosas. La forma narrativa nos facilita cómo hacer que el material que queremos
transmitir sea más interesante y significativo para los niños. El contenido de
las narraciones puede formar una parte destacada del fundamento de la educación (Egan, 1991).
Cooper
(2002) destaca que los relatos son fundamentales en la vida cotidiana como para
el trabajo de los historiadores. A los alumnos les gusta escuchar cuentos, al
tiempo que estos evolucionan su capacidad intelectual se va incrementando con
sus experiencias y conocimientos. Los relatos les permiten ampliar las
percepciones del mundo. Y es que escuchar cuentos de otras épocas en diferentes
versiones les ayuda a situarse en contextos diferentes al suyo, al mismo tiempo
que les permite reconocer la posibilidad de que no exista una “única versión
correcta” de la Historia. Hasta hace poco, la mayor parte de la Historia de los
pueblos se transmitía por tradición oral (a la luz de un candil, por ejemplo),
lo que ha ocasionado diversas versiones de la Historia según el público y la
época en que ésta fuera narrada.
La
relación de los alumnos con relatos de fantasía aparece como una oportunidad de
sintonizar con pensamientos más ilógicos que permiten trabajar en la distinción
fantasía-realidad construyendo la confianza intelectual en sí mismos, al mismo
tiempo que se les incita a cuestionar el por qué y el cómo ocurren los hechos
en el relatos. Los alumnos observan las deducciones que se originan en los
relatos como resultado de análisis concretos y lógicos de las pruebas y se
identifican con los personajes según las deducciones y sus experiencias. En el
momento en que los niños logran diferenciar la fantasía de realidad en los
cuentos aparece el desafío de entender el doble papel de la fantasía y la
realidad en mitos, leyendas y cuentos populares. Estos relatos permiten a los
niños a mirar y valorar las diferencias entre la actualidad y el pasado, al
mismo tiempo que aprenden a especular y elaborar hipótesis sobre conductas y
creencias. En este sentido, los mitos permiten dar diferentes opciones sobre
las grandes cuestiones de la existencia y permiten conocer otras culturas
experimentando la diversidad cultural
(para todas las referencias de este párrafo Cooper, 2002).
Asimismo,
la enseñanza de la Historia por medio de relatos potencia el desarrollo de las
habilidades narrativas claves para la conformación de la identidad personal y
social y, en paralelo, se desarrolla una identidad nacional más rica. Y es que
por medio de las narraciones, como elemento motivador y de disfrute, podemos
lograr que los conocimientos y las emociones, se produzcan de manera
simultánea. (Artagaveytia y Barbero, 2007).
Bibliografía
-Arsuaga, J. L. y Martín-Loeches, M. (2013). El sello indeleble. Pasado, presente y futuro del
ser humano. Barcelona: Ediciones Debate
- Egan, K. (1991). La comprensión de la realidad en la Educación
Infantil y Primaria. Madrid: Ediciones Morata.
- Miralles, P y Rivero, P. (2012). Propuestas de innovación para la enseñanza de la historia en Educación Infantil. Reifop, 15 (1), 81-90.
- Pluckrose, H. (1993). Enseñanza y aprendizaje de la Historia. Madrid: M.E.C.-Morata.
- Unstead, R.
J. (1959). Teaching History in the
Junior School. Londres: A & C Black.
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